viernes, enero 29, 2010

Torrejas

Si había algo que me encantaba de ir a la casa de mi bisabuela en Villa Pueyrredon era tener la certeza de que, al final del recorrido del 123 hasta Artigas y Salvador María del Carril, me esperaban unas riquísimas torrejas y un enorme café con leche. La bisabuela, Ramona, le hacía honor a algún antepasado español y nos preparaba esta y otras delicias. El recorrido era pintoresco y una parte importante, aunque no eran más de 20 minutos de colectivo. Llegar era super divertido, una experiencia única quizás porque normalmente íbamos en una salida de "Chicas", mamá, mi hermana y yo. A dos cuadras de la casa y justo en la parada del colectivo había una calesita así que, después de la españolísima merienda nos llegaba la hora de la diversión.
Todavia paso con el 123, en la esquina ya no está la vieja calesita pero la viendo mirando cada vez que paso por ahí y cuando miro el frente de la casa de la abuela Ramona siempre tengo alguna buena comida que recordar.

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