miércoles, enero 17, 2007

Verano... y otra vez

Calor, vacaciones, descanso. Merecido descanso después de todo un año de trabajo. El verano, desde que tengo noción de las estaciones, siempre fue parecido. Los 4 (papá, mamá, mi hermana y yo) en el auto rumbo a la playa. El viaje, nocturno, plagado de preguntas sobre las estrellas y sobre todo lo que podía llamarme la atención en el trayecto nocturno. Mamá y Roma más de una vez se dormían sin decir mucho. Yo, en cambio, despierta hasta el amanecer vigilando que todas las estrellas estén ahí. Después de un largo recorrido llegabamos a Las Toninas... Ayyy que tiempos aquellos. En esa época no tenía la capacidad de valorarlo pero ahora, muchos años después, agradezco mi infancia de clase trabajadora porque estaba plagada de condimentos.
En Las Toninas no había demasiado y, aunque hace muchos años que no voy, intuyo que no debe haber demasiado aún. El almacen de los sanjuaninos, las tostadas de la nonna a la mañana con ese olor particular a la leche hervida. Recuerdo que pasaba el lechero con su carro repleto de leche recien ordeñada (no soy tan vieja no piensen mal) y mi tía Silvia salía corriendo a buscarlo. La nonna hervía la leche y nos despertabamos con ese aroma. Después, LA PLAYA, y ahí todo era más pintoresco. A mi me decían Almeja, porque me la pasaba sacando la lenga (siempre estaba enojandome). Los Tanos de piel blanca enrojeciendo como ajies al sol, agachados, panza al viento, boina y bermudas llenando el balde de almejas para comer a la noche. Esa era la manera de ahorrar algo y no gastarse toda la guita en vacaciones. Parecía que todo era ahorro en Las Toninas, las casas revestidas con caracoles, los muebles que le sobraban a todo el mundo y que iban a parar a la casa de verano, el mediomundo que arrimaba algunos cornalitos o algún desafortunado pez que terminaba en una olla. Todo era hermoso en esa epoca, todo tenía su encantanto. Las horas leyendo las historietas usadas que compraba en la librería del centro, la pista de patinaje, el helado que mi nonna amaba y por el que caminabamos 20 cuadras porque era preferible eso antes que aguantarla encaprichada. Este año si puedo me vuelvo a Las Toninas para robarme algunos recuerdos y quedarmelos conmigo. PARA SIEMPRE.