viernes, agosto 22, 2008

22 de agosto

22/08/81. Recuerdo que era de noche y el cielo estaba cerrado. La tormenta de Santa Rosa azotaba la ciudad, el viento hacía sentir su furia, el agua vertida sobre los techos inundaba todo a su paso. Mamá y papá habían salido hacía rato ya. La abuela nos cuidaba. Toda la casa estaba oscura, el comedor tenía las luces apagadas y en el dormitorio de los viejos el televisor estaba prendido. Las tres en la cama matrimonial; Romi, la abuela y yo esperabamos con ansias. Sonó el teléfono y ahí estabamos las dos, contentas, saltabamos, estabamos felices. Habías llegado al mundo. En medio de toda esa tormenta Dios nos había dejado algo bueno y hermoso. Estabas entre nosotras.
22/08/08. Estoy en la vereda de espaldas al sol, veo mi figura en el piso, tengo 31 años. Soy una mujer adulta y esa figura se refleja sola. Estás conmigo en mi corazón. Hoy como casi siempre, como un ritual derramo unas lágrimas por vos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas veces son las que me he enfrentado al dolor de la muerte. Mi Maestro solía comparar a la vida y la muerte con la espada. Decía que cuando un guerrero desenfunda y eleva su espada en señal de victoría es su alma quien se eleva victoriosa, cuando lo hace en señal de ataque, es su alma de furía quien está hablando. Cuando la clava en su adversario, es su ira quien se expresa.
Hay espadas que pueden expresar esto una y otra vez hasta el cansancio. Hay otras tantas que solo lo hacen una vez..
Entonces le dije a mi Maestro: En este caso.. el guerrero fué muerto, no veo victoria ahí. A lo que él respondió: No es la victoria lo que hace al guerrero grande, sino la propia batalla que lo lleve hasta ella. Ya tendrás el día en que comprendas estas palabras.
Mi Maestro no dijo nada más, no entendí lo que me decía en ese momento hasta hoy, ya un poco más grande, un poco menos ignorante, un poco más guerrero.
Hay batallas que dejan estigmas, así como usted, rindo ritual por esas espadas que, ya sin funda puedan elevarse en la victoria.
Mi Señora, de esta batalla, queda mirar hacia adelante.. saber que ese espacio lo debe de llenar con vida, porque así lo hubiera echo, no quiere su sombra, dese vuelta y mire al Sol que tiene a sus espaldas, crea en su luz, su mirada que brilla cuando está en usted el amor. Esa luz es la fuente de energía que le da vida eterna. De seguro está felíz en dondequiera que está, yo creo fuertemente en eso, porque la veo a usted, solo falta que me crea.

Mis respetos:
Sr. Otori Takeo.

Anónimo dijo...

Amor mio:
Cuando lo pidas lo que pidas, voy a dartelo..

Tu mononito...:-)