martes, junio 06, 2006

El descanso del Kimono

Un día más, el acero y el gris. El calor sube y queda atrapado entre el firmamento de espejos y el suelo. La gente transita enloquecida como es costumbre, la ciudad despierta. Ese paraíso de concreto y metal se yergue a diario y demuestra al mundo que vivir como en ciudad Gótica no es tan malo. Hombres y mujeres circulan acelerados hacia sus trabajos, la vida los lleva. Hay taladros por todas partes. En cierta forma el camino se recorre con tedio, casi no hay cosas fortuitas, la vida es así y así será por siempre. El azar es algo que ya ni está presente en los juegos. El mundo ha evolucionado en esta dirección y todas las ciudades son exactamente iguales, copiadas con carbónico.
Allí está, en cuclillas en medio de la habitación. Las paredes son de madera y papel, el aroma a incienso vuela e inunda el ambiente. Su larga cabellera negra cae sobre el kimono, todo contrasta, el rojo de la tela y el negro del pelo. El papel blanco se distingue claramente de la
madera. La luz abarca toda la sala. Sigue allí y parece no moverse.
Cada vez más taxis surcan los senderos metropolitanos. Las calles se visten de amarillos. Parece que tanta locura podría plasmarse con algún buen swing, suena de fondo Royal Crowne Review o podría sonar, de todos modos nadie lo notaría. Están todos demasiado inmersos en su rutina como para sentir los platillos de fondo, o el claxon de las bocinas.
Respira paz, parece acompasar el ritmo de sus pulmones. Cada vez más luz. Hay un paraíso allí y está al alcance de la mano. De pronto un pie se adelanta, el otro acompaña el movimiento. Comienza a reincorporarse. La cabeza permanece dirigida al suelo. Recorre los pocos metros que la separan de una de las tantas puertas que circundan el lugar.

Gris, amarillo y acero. Se abren las puertas y la luz invade el espacio, todo se paraliza y el silencio pueblo la ciudad.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Noris!! recién leo una de tus inspiraciones y me gustó mucho la descripción que haces de la ciudad. Me ubica en el lugar...me da paz e intriga aquella persona que se resguarda del afuera. Tiene su espacio propio...

Lisa dijo...

Hola Vale, mil disculpas no me había dado cuenta que estaba tu comentario.
Esa persona intenta desesperadamente aislarse de la ciudad. Me inspiré en un momento de mucho ruido a mi alrededor y poca claridad, además, quería hacer un corto animado con este cuento, quizás alguna vez lo logre.